La contaminación de las fábricas representa una enorme amenaza para nosotros como seres humanos y para el planeta al que llamamos hogar. La contaminación del aire se ha relacionado con el cáncer, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y una gran cantidad de otras enfermedades, y en 2016, mató a un estimado de 4,2 millones de personas. Las olas de calor, el clima extremo y las interrupciones en la producción de alimentos también están directamente relacionadas con las emisiones de gases de efecto invernadero, amenazando el medio ambiente y afectando aún más nuestra salud.
Para combatir esta crisis, los países de todo el mundo están buscando activamente formas de reducir su impacto en la calidad del aire. Una forma importante de hacerlo es reducir la contaminación del aire industrial.
Aproximadamente el 85% de la energía de Estados Unidos proviene de la quema industrial de combustibles fósiles, creando el 50% de la contaminación en Estados Unidos. Aunque las probabilidades están en nuestra contra, es posible que las fábricas industriales reduzcan su impacto negativo en la calidad del aire.
Regulaciones estrictas
Ante la creciente preocupación por las emisiones y la calidad del aire, se han establecido diferentes regulaciones y reglas en un intento de controlar y reducir la emisión de estos gases tóxicos. Muchas plantas alimentadas con carbón han sido cerradas para reducir el smog en países como China e India, pero el cambio no elimina completamente la contaminación del aire.
El Reino Unido, entre muchos otros países, tiene una amplia legislación para garantizar la limpieza del aire y regular las fábricas industriales. Estas leyes han llevado a una disminución de la contaminación del aire y las emisiones tóxicas con el tiempo. La Directiva sobre emisiones Industriales es la principal iniciativa para regular estas emisiones, y aproximadamente 50.000 fábricas industriales deben operar de acuerdo con las normas de los artefactos explosivos improvisados.
A medida que las empresas intentan cumplir con estos estrictos estándares de cumplimiento, varios productos químicos y productos de desecho producen problemas particulares. A menudo, estas toxinas son increíblemente difíciles de eliminar y filtrar del aire. Los purificadores de aire y sistemas de filtración comunes simplemente no lo bastan.
Depuradores húmedos
La nueva tecnología ahora proporciona a las fábricas industriales y centrales eléctricas opciones más limpias para filtrar sus emisiones. Una de estas innovaciones es el depurador húmedo. En el sentido más básico, los depuradores húmedos son purificadores de aire que filtran el carbono de los gases liberados durante los procesos industriales. Este cambio garantiza que los gases emitidos estén libres de productos químicos y contaminantes nocivos antes de volver a ser liberados al medio ambiente.
Esta tecnología se ha vuelto relativamente popular debido a su asequibilidad y resistencia contra contaminantes gaseosos y particulados. Por lo tanto, evita que las empresas tengan que comprar sistemas de filtración adicionales, reduciendo la cantidad de maquinaria presente y optimizando el espacio de la fábrica. Muchos depuradores húmedos también pueden soportar gases y materiales corrosivos y combustibles, lo que los hace extremadamente duraderos, confiables y seguros.
Alternativas limpias
Mientras que las fábricas hacen su parte para reducir y filtrar las emisiones tóxicas, otras están trabajando para crear sistemas de energía más limpios para reemplazarlas. La energía solar y eólica son fuentes de energía renovables populares y viables que pueden ofrecer un descanso de los combustibles fósiles en el futuro, pero por ahora, tendremos que conformarnos con otras fuentes renovables.
A diferencia de otras formas de gas natural, el hidrógeno es un combustible de combustión completamente limpia, que solo emite vapor de agua cuando está en uso. Otros materiales como el alcohol, la madera y los desechos podrían quemarse para crear energía, como lo han sido en el pasado. Los gases naturales también pueden utilizarse para sustituir a los combustibles fósiles, aunque todavía emiten gases de efecto invernadero, aunque en cantidades menores.
Las alternativas más populares, como los biocombustibles y la energía hidroeléctrica, están ganando impulso, ya que son un poco más asequibles y fáciles de aprovechar.
Sin embargo, todavía hay mucho trabajo por hacer antes de que estas fuentes de energía se adopten por completo en el reemplazo de los combustibles fósiles. A medida que las corporaciones y los legisladores continúan reduciendo su impacto en la calidad del aire y la tecnología continúa avanzando, el mundo continuará en su búsqueda de soluciones de energía limpia sostenible, porque todos tienen derecho a respirar aire limpio.
Bio
Emily Folk es una escritora independiente de conservación y sostenibilidad. Echa un vistazo a su blog, Conservation Folks, o síguela en Twitter para conocer las últimas actualizaciones.