La competición para ser coronada como la deportista más rápida, fuerte o técnicamente más competente del planeta volverá a alcanzar su apogeo este verano, cuando los atletas desciendan a Tokio para los Juegos Olímpicos. La pandemia mundial podría descartar la multitud de espectadores entusiastas que son típicos de un evento de este tipo, pero millones de personas verán ansiosamente en la televisión cómo los mejores se enfrentan cara a cara.
Las cámaras de Tokio se centrarán en los atletas. Pero detrás de cada corredor, nadador o gimnasta se encuentra un equipo interdisciplinario de científicos encargados de mantener a los competidores física y mentalmente sanos, y capaces de rendir hasta el límite absoluto de su capacidad.
Algunos científicos están investigando cómo la fisiología de un atleta les permite sobresalir y cómo se pueden fomentar estas adaptaciones. En eventos de resistencia, como el maratón, las mitocondrias son la clave del rendimiento. Los investigadores también están explorando la neurociencia detrás de golpear una pelota que se mueve a una velocidad increíble en deportes como el béisbol o el cricket, con algunos entrenadores recurriendo a la realidad virtual para dar a sus jugadores una ventaja. Y los microbiólogos están empezando a sacar a relucir la contribución que los microbios intestinales hacen al rendimiento deportivo.
Mantener a los atletas seguros y saludables también es una prioridad. Los refinamientos de los métodos de entrenamiento están mejorando las habilidades de los atletas para hacer frente al calor extremo. Y los científicos de datos están utilizando sensores portátiles y técnicas de aprendizaje automático para prevenir lesiones evitables.
La ciencia también tiene un papel en asegurar un concurso justo. Los medicamentos que mejoran el rendimiento atraen la mayor parte de la atención, pero hay muchas maneras de hacer trampa, y los llamados a tomar en serio estas otras amenazas a la integridad deportiva son cada vez más fuertes.
Quién puede competir en eventos femeninos ha sido un problema durante muchas décadas. Los intentos de regular esta área a menudo han atraído críticas de grupos de derechos humanos, lo que demuestra la complejidad que implica. Algunas personas ahora se preguntan si esto es realmente una pregunta para la ciencia en absoluto.
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